martes, 3 de mayo de 2011

sentimientos encontrados

Llevo 18 años trabajando sin parar, sin parar me refiero a que nunca he estado parada y cambié de una empresa a otra y así, me ha gustado casi todo el tiempo trabajar aunque es cierto que los domingos por la tarde siempre me ha entrado una desazón asociada a que tenía, creo yo, que dejar de lado el chándal/pijama y pensar en que comenzaba una semana mas de marrones, líos, prisas y mas marrones (ser el penúltimo mono en la escala evolutiva empresarial es lo que tiene, va con el cargo).

Nunca me he planteado dejarlo, por causas económicas que para eso me levanto todos los días para venir aquí y por que no me apetecía un pimiento estar en casa y ejercer de ama de casa, nunca se me dio bien y la verdad de da mucha pereza, no me educaron para serlo y no quiero.

Pero, ay amigos!, algo ha cambiado en mi misma.  He pasado unos días de vacaciones en casa, llevando al cole a los niños, levantándome a una hora decente y sin despertador, comprando tranquila, haciendo cosas por casa según me daba el animo (o las ganas) dedicando algo de tiempo a mi y a las cosas que me gusta hacer, recogiendo a los niños sin ir corriendo de un lado a otro, sin prisas y sin estrés (cosa que los niños, yo creo, han agradecido hasta el infinito y mas allá), con la casa recogida, la cena planificada, en fin, de maru pero sin agobios, sin limpiezas indiscriminadas, muy a gusto, la verdad (feministas del mundo no me ataquéis).  Quizás sea por que solo han sido 4 días y bueno, no me ha dado tiempo a agobiarme en casa o quizás sea por que estoy cansada de tanto ritmo inhumano a los que esta sociedad nos tiene acostumbrados, dejé alguna cosa pendiente en el trabajo y me ha importado un pito, apagué el móvil de empresa y a otra cosa mariposa.

Hoy han echado a una compañera que desempeña el mismo trabajo que yo pero en otro departamento y me ha dado envidia, envidia por las opciones que ahora se le abren (ella no tiene hijos y tiene unos pocos años menos que yo) y si, me da envidia, por que he estado tan bien en casita con mis cosas que hoy lo echo de menos y tengo la cara avinagrá y mustia.

Quizás yo no pueda hacerlo, con una hipoteca y tres niños en edad escolar la cosa se complica pero soñar y desear algo es gratis.

No hay comentarios:

Publicar un comentario